martes, 10 de agosto de 2010

Congreso de los frailes de América Latina en Tarata (Bolivia)






En los días 19-23 de julio del 2010, después de 64 años de la llegada de los Frailes Menores Conventuales en América Latina, a raíz de los 800 años de la aprobación oral de la Forma de Vida de Francisco de Asís, nos hemos encontrado en el histórico convento de Tarata (Bolivia), perteneciente a los Frailes Menores, para realizar un congreso con el siguiente tema: “Nuestra identidad y presencia conventual en Latino América, a la luz del VIII Centenario de las orígenes del carisma franciscano”. Por primera vez la Orden, presente en AL, se ha reunido en una manera tan plenaria para llevar a cabo un evento conmemorativo y reflexivo en común. Éramos 43 frailes representantes de las diversas instancias y presencias en nuestro continente: ministros, formadores, formandos e invitados. Organizado por el ministerio de reflexión “Mirefalc”, ha sido una ocasión para compartir la riqueza de la diversidad franciscana y conventual en este continente, en clima de apertura, interpelación mutua, cuestionamiento, escucha de la Palabra, alegría fraterna.

Uno por día se han desarrollado los siguientes temas: Formación para la misión; Memoria de los mártires; Eclesiología y aportes actuales. El mismo lugar, escogido por su capacidad de hospedar ese número de frailes, ha contribuido providencialmente al desarrollo de los temas. En efecto, el convento franciscano de Tarata, fundado en el 1792, formaba misioneros para los pueblos indígenas de Bolivia, ejemplo de diálogo y enculturación. El convento está ubicado el la parte alta del pueblo, no para dominarlo sino para ser punto de referencia evangélico. Además, Tarata está conformado por gente de etnia quechua, con tradiciones, vestidos e idioma propios. El convento es lugar de encuentro, diálogo intercultural, acogida y anuncio.

Somos invitados hoy a formarnos a la escucha del Espíritu Santo, para responder eficazmente a los desafíos actuales en el campo del anuncio del evangelio, sin repetir pasivamente esquemas pasados. El carisma conventual fraterno nos impulsa a ser hombres de diálogo con las diversas culturas que conforman nuestra AL, artistas de armonía entre belleza, verdad y bien, en una sociedad siempre más pluricultural. La opción preferencial para los pobres, en todas sus matices, sigue siendo propuesta privilegiada de la Iglesia latinoamericana, sobretodo para los seguidores de Francisco de Asís. Seremos significativos en cuanto capaces de narrar a Dios con nuestra vida y vivencia. Es como un retorno a la predicación penitencial franciscana. En el campo de la formación, educarnos a una mirada evangélicamente crítica hacia el mundo, llena a la vez de pasión por Dios y el hombre, el de hoy día, a menudo fragmentado y “líquido”.

La misión requiere radicalidad. Los mártires conventuales de AL, de quienes hemos hecho memoria por primera vez en conjunto y en una ocasión tan importante, nos impulsan a dar nuestras vidas por la causa del Reino, viviendo en lo cotidiano un estilo de vida cercano al pueblo, a la gente pobre y sencilla, hasta las últimas consecuencias. Estamos invitados a: descolonizar las mentes, el conocimiento, y recuperar la memoria histórica; fortalecer espacios y relaciones interculturales; ser “nómadas” de la vida, evitando aislamientos y comodidades; vivir y transmitir la comunión con la Trinidad; discernir los signos de los tiempos a la luz del Espíritu Santo y la Palabra.

Finalmente, hicimos memoria histórica y relectura del desarrollo de nuestras presencias, concluyendo que estamos desafiados a repensar nuestra fidelidad al carisma en nuevos contextos eclesiales, sociales y culturales. La parroquia sigue siendo la manera más común de nuestras presencias en AL. Queremos afirmar su validez; sin embargo hay que buscar siempre la modalidad franciscana conventual de llevar a cabo esta pastoral, abiertos además al discernimiento sapiencial sobre otras formas de presencia y servicio. Individuamos en la minoridad y la bondad – modalidades de Dios para comunicar con el hombre – la manera propia franciscana frente a un mundo caracterizado por una desafiante pluralidad.

En conclusión, el congreso ha sido un verdadero don de Dios. Muy apreciada su metodología de alternar ponencias, testimonios de vida, trabajos grupales e intercambios en asamblea. La riqueza experimentada en las celebraciones, en el intercambio de experiencias, en la comunicación verbal y corpórea de contenidos y retos, en el clima de fraternidad, esperemos pueda transmitirse a todos los frailes y tener una recepción positiva en nuestras presencias conventuales de AL, para que sean siempre más significativas y proféticas.

fray Matteo Ornelli

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SALUDOS DE BIENVENIDA

¡Paz y Bien! Queridos Hermanos les saludo muy cordialmente.
fr. Darío